¡Sí puedes ir! Solamente tienes que seguir estos consejos para que comer bien no sea un peso.
- No llegues famélico. Come algo ligero unas dos horas antes para que no te estés muriendo de hambre y se te antoje lo más gordo.
- La mayoría de los platillos en un restaurante trae suficiente comida para tres personas. Más si le agregas las entraditas y el postre. Para no atascarte, pide una entrada y comparte el plato fuerte y listo.
- ¡Aleja la canasta del pan! No comas pan con mantequilla porque estás aburrido y no ha llegado tu comida, son calorías que debes guardar para lo que sigue.
- Escoge tus batallas. Si ya fuiste a un restaurante italiano y te mueres por una pasta, no te flageles, pídela pero con una salsa ligera como pesto.
- Investiga qué hay en el menú. Decide antes qué entra en tu régimen y apégate a eso. Es más, ponte un recordatorio en caso de que te estés dejando ir.
- Bájale al alcohol. Ponte una regla, si vas a tomar una copita, que sea solo una, o date el permiso solo los fines de semana. Y no pidas un coctel lleno de azúcar.
- Aléjate de lo frito. Y de lo empanizado. Pide mejor algo al vapor o a la plancha.
- Toma calorías prestadas. Si es una ocasión especial, no quieres comer pura lechuga, date el gusto pero la comida anterior y la siguiente, que sean mucho más ligeras. No como castigo, más bien se trata de repartir la comida.
- No te castigues. Si ya te echaste un postre, ni modo, no te flageles. Retoma el buen camino al día siguiente.