Chamba y dinero
Si quieres ser mamá, está bien. Si quieres trabajar, adelante. Si eliges las dos, está bien. Nada está peleado y puedes hacer las dos cosas bien.
Ser una buena madre o una profesionista exitosa es el gran dilema al que se enfrentan muchas mujeres, porque tradicionalmente el mundo laboral pertenecía a los hombres, quienes se encargaban del sustento económico, mientras las mamás se quedaban en el hogar al cuidado de los hijos y el bienestar de la familia.
Se tiene arraigada la creencia que una buena madre es aquella que se dedica 24 horas, siete días a la semana al cuidado de los niños, en cambio a las mujeres que salen al campo laboral no se les ve con buenos ojos, porque dejan la crianza de sus hijos a otra persona.
Tenemos dos grandes panoramas, aquellas mujeres que por necesidad han salido a buscar empleo para mejorar la situación económica de la familia y las que buscan desarrollarse profesionalmente y al mismo tiempo desean convertirse en madres.
Se cree que una fémina no puede alcanzar estas dos grandes metas en la vida y si así lo decide no es suficientemente buena en ninguna de las dos, pues pareciera que solamente tiene que desenvolverse en una. Preocuparse demasiado por una carrera profesional proyecta a la mujer como una mala madre que descuida a sus hijos para salir a triunfar en el mundo profesional, por otra parte, aquellas que eligen ser madres de tiempo completo no tienen el espacio necesario para despegar en sus carreras.
Los paradigmas que persiguen a las madres profesionistas son barreras que no las dejan vivir en plenitud, ya que de alguna manera se desdeña ese “doble rol” que ejercen día a día.
Estos fantasmas sociales vienen desde la propia familia, el trabajo y la escuela de sus hijos; es bastante común escuchar:
Y un largo etcétera de frases “sutiles” que caen en explicaciones de cómo se tiene que vivir. Pero muchos de estas barreras mentales vienen de nosotras mismas, por ejemplo, “no puedo aceptar un nuevo puesto porque me tengo que dedicar a mi familia”, “gano más que mi pareja, tengo que renunciar a mi trabajo porque tengo que cuidar a mi hijo…”
Encontrar el equilibrio entre ser mamá y profesionista, es todo un reto al que se enfrentan miles de mujeres, por ello te recomiendo estos consejos para que sigas adelante en esta “doble carrera”.
¿Cómo lograrlo?
Depende de nosotras mismas cambiar los paradigmas que se tienen entorno a las madres profesionistas y a las mujeres en general, ya que se tiene arraigado que la realización de una mujer es convertirse en madre.
Los tiempos han cambiado, existen mujeres que deciden no procrear y se dedican al cien a su desarrollo profesional. Ser mujer no es sinónimo de ser madre y las posibilidades de alcanzar la felicidad no se limitan en tener hijos.
Es importante que hagas un análisis a profundidad de tus aspiraciones de vida, ser madre o profesionista, si optas por ambas estás en todo tu derecho. Recuerda que no existe una fórmula mágica para ser una mujer exitosa y una madre plena al mismo tiempo, cada una es diferente y sus aspiraciones son diversas. Si eres una madre profesionista, siéntete orgullosa de ser una “súper mamá” inspira a tus hijos a ser mejores cada día.
Ana Estrada