¿Existe un ideal de belleza?

De un tiempo para acá, se puso de moda creer que la belleza de una persona está determinada por la proporción, una cifra perfecta que se llama número áureo: 1.618… que tiene muchas propiedades y se le atribuye un gran carácter estético.

Y que las personas con este patrón son las caras bonitas. Hasta se pusieron a inventar un molde para tratar de encajarlo en la cara de Angelina Jolie o Marilyn Monroe.

El problema con esta teoría es que si buscas un patrón, lo más probable es que lo encuentres, pero no porque exista, sino porque lo quieres ver, entonces esta idea queda descartada por falta de rigor. No podía ser así de fácil.

Algunas de las teorías (que vienen probadas) que sí están relacionadas con nuestra idea de belleza:

1. Buscamos una cara promedio. Confiamos más en las personas con una cara “típica”. Desde 1800 hacen este experimento: si encimas muchas caras distintas, tienes como resultado una muy bonita y confiable. ¿Por qué? Porque la mezcla es un “prototipo”, una cara promedio y esto nos da paz.
2. Nos importa la simetría. Nos gusta por una cuestión de calidad genética. Buscamos parejas que tengan buenos genes, por eso el rechazo de las asimetrías (rasgos de la cara no alineados), porque antes se asociaban con mala salud o con una niñez difícil. ¿cuasimodo?
3. Nos atraen las hormonas. En mujeres, son bellas las barbillas pequeñas, oos grandes y labios gruesos, señales de que durante la pubertad produjeron una buena mezcla de estrógenos y andrógenos (o sea, son fértiles), dicen los biólogos evolutivos. En hombres, mandíbula y frente prominente, que significa harrrrta testosterona. Somos más animales de lo que creemos.

Pero no tienes que correr al cirujano. Porque, aunque existen estas reglas universales, la preferencia personal es lo más importante. La belleza sí está en los ojos de quien la mira. Cada quien tiene un ideal distinto, así que no ay una ecuación matemática definitiva, tú tranquilo.