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La llegada de un nuevo bebé a la familia real británica siempre nos trastorna, pero ¿sabías todas las tradiciones que hay detrás de su nacimiento? Aquí te dejamos unas cuantas.
Antes, los bebés reales nacían en casa, pero la princesa Ana (hija de Isabel II) comenzó con la moda de dar a luz en los hospitales, específicamente en el ala Lindo del St. Mary, en Paddington. Desde entonces, la realeza da la bienvenida a sus hijos en él.
Por tradición, se quedaban afuera de sala esperado a que terminara el parto. De hecho, el nacimiento del príncipe Charles fue taaaan largo que el Duque de Edimburgo se fue a nadar y jugar squash, pero William no siguió está tradición y acompañó a Kate en el parto de su tercer hijo.
La Reina Victoria odiaba la idea de amamantar, diciendo que era algo repugnante, por eso era común contratar nodrizas. Hoy en día, es una preferencia personal y cada quien escoge qué es lo mejor para sus hijos.
Aunque se anuncia el embarazo y el mes en el que está previsto el parto (generalmente en primavera), los detalles como el sexo y la fecha exacta del parto se mantienen en privado.
El protocolo dicta que la primera persona en saber del nacimiento es la Reina y después los demás miembros de la familia. Además, desde hace más de tres siglos el rey George estipuló que es ella quien tiene la custodia legal total de los bebés nacidos en la familia real.
Los bebés tienen tres o cuatro nombres, que suelen ser tradicionales y con carácter, y que se llevan usando en la familia durante siglos. Por lo general, la Reina es quien aprueba los nombres de los que están más cerca de la línea del trono.
Dan a conocer la noticia de manera tradicional: 1) durante 24 horas, ponen un caballete en el Palacio de Buckingham con un comunicado detallando hora y fecha del nacimiento y peso y altura del recién nacido; 2) con un pregonero, una persona que desde la época medieval (cuando la mayoría de la gente no podía leer o escribir) anuncia los detalles del nacimiento; 3) los cañones de la Torre de Londres y Green Park lanzan salvas de honor, la bandera se iza en todos los edificios oficiales y todos los monumentos de Londres se ponen de color (rosa o azul) para celebrar la llegada del bebé real.
Así como lo lees, la mamá debe salir a la puerta del hospital para darle al mundo la primera foto oficial del bebé. A veces, no han pasado 24 horas y ya están en todas las portadas, como si nada hubiera pasado.
En los bautizos, el bebé debe usar una réplica del “ropón” que usó en 1841 Victoria Adelaide Mary Louisa, hija de la Reina Victoria, hecho con seda blanca y una capa de encaje. En total, 62 bebés de la realeza lo usaron a lo largo de 163 años de servicio real.
Se dice que Meghan Markle no seguirá muchas de estas tradiciones, porque quiere un parto privado y natural (sin epidural ni oxitocina) en la comodidad de su casa Frogmore Cottage. Quiere que la acompañe su esposo, su madre, doulas y su ginecóloga particular (sí, abrió a los médicos reales oficiales, Alan Farthing y Guy Thorpe-Beeston). Además, lleva varios meses en cursos de yoga prenatal, acupuntura e hipnoparto.
En vez de recibir regalos pidió que se dieran donaciones a fundaciones como Lunchbox, que da de comer a niños que viven en condiciones de extrema pobreza en Sudáfrica, Well Child y Baby 2 Baby, que ofrecen atención médica y entregar artículos de primera necesidad a familias de escasos recursos.
Erika Rivera